Las agresiones del reloj se delimitan cada cierto tiempo. Por ejemplo, por mas enojado que se encuentre el señor reloj nunca deja escapar la exasperación en un suspiro, se mantiene seco durante el mayor tiempo posible. Por lo menos durante los primeros 59 minutos, mantiente un silencio impactante. Y él le pide lo mismo a la gente: silencio. Después de escuchar el ruido excesivo de la gente que lo mira sin pedir permiso, sin siquiera saludar, preguntar como se encuentra; el señor se desespera y explota en la campana descomunal del seestáhaciendotarde.
No es que me guste quejarme del señor reloj, siempre se ha portado muy amable, pero hoy siento que trae algo contra mí, no me dejó dormir, no me dejó comer y me sigue a todas partes con su cara de insatisfacción y guiñandome los ojos en cada oportunidad. El señor reloj está enojado porque no quiero saber de él, pero como cada vez que quiero disculparme por mi falta de cortesía, él me interrumpe con su común y desesperante: ¡Se está haciendo tarde!
2 comments:
che señor reloj maricon
hay que darle
jajajajja
si la espera nos despedaza, la impaciencia nos tuerce las entrañas
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