No puedo evitar sonreír cuando recuerdo que de vez en cuando yo también te robo una sonrisa. Cuando tus manos se atan a mi cintura o mi recuerdo resbala por tus mejillas, completamente húmedo. No puedo evitar sonreír cuando mi humor se compone por sarcasmo, y tu sufrimiento es mi fantasía.
Por todas esas veces que guardaste silencio en vez de gritarme en la cara.
Porque tuviste muchas oportunidades de regresarme el favor, porque me tuviste frente a ti infidada de veces, débil, resignada y vulnerable, y en lugar de soltar tus palabras, decidiste amarrarlas en tu garganta.
No estoy diciendo que te merezcas el sufrimiento por el que pasas, solamente digo que por fin vas a entender, que las cosas no se guardan ni se callan. Se dejan salir, para que corran a morderle las piernas a alguien mas.
Y al final del día, no puedo evitar sonreír por las vidas que no he tocado y por aquellas que cambiaré.
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