un pedacito de tu luna;

Cargas en tu espalda con el peso de mi esperanza, acordonado con mis ganas de que pase el tiempo, con mis besos al viento, con los latidos de mi corazón y con tu luna que quiero que sea mía.

Porque he puesto en tus manos tanta responsabilidad, que no sé si debería. Pero cada vez que cierras los ojos y pones tu noventa porciento, mi diez restante no se puede negar y te beso. Y ese beso me calma y me acelera. Te beso con la ternura derramándose por mis manos, mientras suelto las tuyas por temor a empalagarte. Y me pongo nerviosa, que si sí o si no. Que si debo o no debo. Mi distancia no es indiferencia, mi distancia es el temor a arruinar las cosas y enamorarme.

El error no radica en quererte, el error recae en no ser correspondida. Me da miedo equivocarme. Y me da mas miedo aún que sea el mejor error que he cometido en mucho tiempo.

Y podría vestirme de color, cada día en el que no haya sol.