Tu nombre no es tu nombre. Tu nombre deja de ser tuyo en el instante en que yo lo pronuncio. Tu nombre no es tu nombre, porque no es el que viene en tu acta de nacimiento. Tu nombre es como te gusta que te digan. Y se escucha por todas partes. Cuando deletreo joven, o pronuncio vida, ahí está tu nombre. Tiene una energía tremenda, una que jamás llegaré a obtener. Pero quiero que me absorba, quiero escucharte decir tu nombre mientras que nadie mas nos pueda escuchar. Es diferente, no se detiene.
Y mientras lo digo, siento la fuerza que no se detiene porque arrastra la voz por mi garganta. La destroza, la hace tragar saliva que duele, tu nombre destruye mi faringe, la destruyen y la vuelve a construir. Mis cuerdas vocales vibran cuando te llamo, pero no vibran de deseo. El deseo no es para mis cuerdas, en cambio, mi apice es quien se muere por volverte a decir.
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