fuck, here we go again;

¿Te digo algo y no te enojas?

Tu modelo a seguir se parece a mí.

Y mi modelo a seguir se parece a ti.

Me parece muy curioso, como en este afán de alejarme de ti, siento que mas cerca te tengo. Obviamente, no puedo tocarte, ni hablarte, ni verte, ni amarte, ni sentirte, pero te tengo cerca. Solo puedo añorarte. Y llorar por la persona que perdí. La veo a ella y te miro a ti. La veo a ella y me doy cuenta de que la sigo solo porque se parece a ti. Te tengo cerca, ¿por qué? Porque no tengo idea de quién eres.

Te tengo cerca porque ya no eres mía y me desespera por tu me perteneces. Todos se harán llamar tus dueños pero tu y yo sabemos, que eres mía. Solo sé que no te tengo y es lo único que me hace única. Me hace única en ti. Y ya no soy nada. Recaigo.

Eres la pequeña persona que vivirá en mi, por el resto de sus días, encadenada a la memoria del cabello morado y las playeras negras. Te extraño. Y me molesta. Te quiero. Y me molesta. Te amo y odio amarte porque no existes. Porque ya no tienes voz y tus ojos ya no tienen brillo y ya no existes. Y te odio. Te odio por fantasma. Te odio por inútil.

Te odio por haber manchado mi vida de morado y dejar que la tinta se corriera en mi hoja en blanco. Manchada para siempre. Manchada con tinta seca que será imposible de borrar y que hará que se endurezca la hoja. Imposibilitando reescribir una historia encima de ella. Una historia que te pertenece. Una historia que te pertenecía. Vuelve a firmar la hoja de mi vida. Vuelve a dejar las huellas digitales en mi vida como prueba de que existes. Inútilmente, pero existes.

Mejor no vuelvas, no existas, no me mires, no seques mis ojos, no humedezcas mis labios, no vuelvas. No vuelvas mas porque, afortunadamente, el papel es reciclable.